Ensueño del metal colombiano.

Ethereal y Tenebrarum en el sur de Bogotá

Aunque el retorno a los eventos y conciertos tras las cuarentenas no transformó totalmente la oferta y el costo de los shows nacionales de rock y metal, ha sido claro que la reactivación durante este año 2022 ha sido intensa, con una oferta constante y con fuerte afluencia de público. Es claro que la presencia y visualización más notoria sigue siendo para las agrupaciones internacionales, que han saturado casi sin precedentes el calendario de eventos, pero los productores del rock nacionales, mainstream y underground, están apostando fuerte dada la evidente demanda, ofreciendo eventos que ahora integran la presencia de niños, jóvenes, adultos, y aprovechando cualquier tarima posible, como parques, teatros, venues y los tradicionales bares.

En medio de este panorama pudimos asistir a la presentación del Ethereal y Tenebrarum el pasado sábado 30 de julio en Bogotá. Una velada de metal que reunió, pospandemia, a dos de las agrupaciones de trayectoria en el panorama nacional, siendo además referentes históricos de mayor calidad de los sonidos de inspiración dark en el metal, aquellos subgéneros como el sinfónico, gótico, black, y doom por igual. 

Iniciando muy puntualmente, pasados los primeros minutos de las siete de la noche, la apertura se dio por parirte de la banda bogotana Ethereal, dirigida como siempre por los hermanos baterista y tecladista respectivamente, Sander y Reinel Bermudez, incluyendo en su formación actual a David Zambrano en el bajo, Angel Zamora en las vocales, Danel Realpe en la guitarra y la joven Valenna Garcia en los coros y voces melódicas.

Haciendo un repaso por su discografía que completa tres largos y numerosos singles, el público canto y pidió principalmente los temas clásicos del  Ep de 1998, As Sad as Beautiful y los de su primer álbum, Shroud of Flesh (2000), donde destaca sin duda la canción Melancolía. Su ejecución fue técnica, con un performance centrado en la interpretación, donde solo se diferenció el uso de algunas visuales en la pantalla del teatro. Tras poco más de una hora, el cierre fue también con su clásico cover de los primeros años, un explosivo Fear of the Dark (Iron Maiden) que rememoro el ambiente de los bares al inicio de la década de los 2000, donde la falta de rotación de esta versión era imperdonable. Ethereal suena en la actualidad a una banda más progresiva que gótica estrictamente, más variada y con experiencia. Han realizado algunos lanzamientos de sencillos, de los que destaca el reciente Ep,The Final Demostration of Truth, que hacen esperar un nuevo largo, y es que están en la forma adecuada para ello, si bien se nota que aún van ganando cancha sus miembros más jóvenes.  

El plato más esperado por el público en la noche fue Tenebrarum, que este año alcanzo los 33 años de carrera.  Bajo el comando del virtuoso violinista David Rivera, Tenbrarum ha logrado ser una banda vigente y muy productiva. De último trabajo “Las once formas del horror” logro buenas críticas y reconocimiento nacional como uno de los mejores trabajos de metal del 2018, mismo que se nos anuncia como parte de una trilogía que presentara en los próximos meses la segunda parte, la cual se vendrá a llamar “1989 El Año de los Horrores”, en referencia a la trágica historia nacional de violencia vivida en esa fecha, conocida tristemente a nivel mundial como el año de la Impunidad en Colombia. 

La banda en los últimos años presenta una formación sin guitarrista, dejando ese lugar al protagonismo del violín eléctrico de David, quien nos explicó en entrevista para Dark Room Releases en Facebook Live, que es un modelo diseñado por Mark Wood, un reconocido músico que se encargó de llevar y evolucionar el instrumento a otro nivel, aprovechando las posibilidades eléctricas y tecnológicas, el mejor del mundo en este campo. El modelo de David es un Wood Viper rojo, que se sostiene curiosamente de forma diferente a los violines acústicos, pues requiere una especie de arnés que sostiene el instrumento con apoyo en el pecho del intérprete y que atraviesa la espalda, dando libertad a la cabeza. 

La formación actual de Tenebrarum se completa con Daniel Rivera (hermano) en el bajo, Andrés Giraldo, en la batería, Luis “Luiscifer” García, en las voces y teclados. Cabe destacar por último a la talentosa y bella a partes iguales, Nataly Ossman, reconocida vocalista solista y de su propia banda Nataly Kruger, que aporta, desde hace unos años, las voces líricas. 

La banda también repaso su discografía, con especial énfasis en su trabajo más reciente (Las Once Formas del Horror) pero sin olvidar clásicos como Prisionera Gótica, Visions, El Despertar, El Vuelo de las Almas y un cierre tremendo con el también imperdonable cover de El Velo, original de los new wave antioqueños Estados Alterados. Tenebrarum no utilizó visuales de fondo, en cambio, complemento su performance siempre liderado por David al frente, con una pareja de ánimas, dos mujeres de indumentaria y maquillaje fantasmal que desarrollaron rituales acordes a la música, siempre la real protagonista.  

La cita se realizó en el Teatro El Ensueño, en el barrio Ciudadela el Ensueño – Madelena, en la localidad de Ciudad Bolívar, al sur de la ciudad. Este escenario es uno de los más modernos de la ciudad, con una arquitectura imponente y cualidades técnicas de alto nivel que le dieron a la noche el sonido perfecto y sin fallas para un público que respeto la sacralidad cultural del sitio, teniendo en cuenta que no se podía consumir bebidas alcohólicas, en verdad la actitud y el comportamiento fueron notables. Lleno total, con diversidad etaria y de género, fue posible encontrar a grandes exponentes de la música extrema capitalina como asistentes de igual forma que un público proveniente de todas partes de la ciudad, si bien claro está, fueron mayoría los asistentes de la localidad que junto a la organización demostraron que esta apuesta por el metal representa muchas posibilidades para este teatro que apenas fue inaugurado el año pasado, 2021, en el marco de la pandemia, pero además que no hay que temer al estigma de la localidad, pues la seguridad, la facilidad de transporte y la oferta de entretenimiento son incuestionables.

Un éxito total para la organización, las dos bandas, el teatro que por primera vez le abría las puertas al metal, siendo uno de los mejores conciertos del año en cuanto a metal nacional se refiere, exponiendo no solo que existe demanda para este tipo de shows, también la vigencia de estas agrupaciones, talento y profesionalismo. 

Agrademientos siempre al Movimiento Rock por los Derechos Humanos por la invitación.

 

Por Luis López Huertas

(Lectófago y Audiomante)

 

 

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