Acerca de las declaraciones del presidente Duque sobre el rock ¡dejen de llorar!

Buenos días, hoy mi nombre es Nemo, porque no soy nadie y no tengo que serlo. Inicio diciendo esto porque como ciudadano y usuario de redes sociales puedo dar mi opinión y no justificar, aunque lo hago siempre, y puede que a muchos «músicos de rock» no les parezca y eso está bien, en general nadie lee y además interpretan como les parece, pero en este país que sufre del mal «usted no sabe quién soy yo» es importante entender que nadie debe ser nadie “especial” para expresar su pensamiento.

Acerca de las declaraciones de Duque sobre las bandas que según él están llegando a “vender más de lo que vendían antes” vale la pena resaltar lo siguiente, y esto va dedicado especialmente a las bandas nuevas emergentes o medianas y ¡ojo! solo pretendo plantear otro punto de vista. Durante la pandemia las bandas de rock de este país sí han tenido mayor exposición, claro, las que se han puesto a trabajar y no se han querido perder de la oportunidad de las redes sociales para autopromocionarse o mostrar al mundo su material, cosa que se necesitaba mucho para cambiar una mentalidad romántica e idílica donde aun esperan que el sacar un material en sus redes sociales durante un día y en la fan page o en la del único integrante que se preocupa por compartir (algunos parece que les da vergüenza decir que están en una banda y en sus perfiles ni siquiera dice que son músicos) les lloverán seguidores y compradores, que subir unas canciones en una agregadora digital les llenara los bolsillos inmediatamente aun cuando la cantidad de canciones que se suben a diario en todos los géneros son miles y millones.

Ahora es evidente que quienes se arriesgaron a hacer streaming en los primeros días de la pandemia lograron donaciones y aportes mucho mayores que los que sacan tocando en un bar donde la gente no paga ni la entrada a 5000 pesos, y si paga eso, es por que toca meter 10 bandas. Pero la gente se va cansando de ver el mismo formato de la misma manera y casi a todas horas, es claro que un mundo con MTv desde los 80’s y Youtube desde los 2000, pararse a presentar canciones de la misma manera y sin atractivo visual es simplemente cuestión de un pensamiento obsoleto y de pocas miras.

Viéndolo de ese modo, algunas bandas lograron capitalizar su presentación, igualmente con la mediana reapertura los bares incluso están vendiendo en preventa entradas y garantizando una asistencia mínima permitida que supera por mucho lo que cotidianamente pasaba, donde además sin ese número mínimo de audiencia, en los eventos entraba más el “crew” de la banda (sus amigos y familiares) que seguidores dispuestos a escuchar su música, teniendo en cuenta además que los dueños de los bares ya no les preocupa que suena y la música parece más un adorno de fondo, sumándole unas bandas cuyos integrantes viven en la época del grunge o el punk, con una estética descuidada cuando no es esa su propuesta, vestidos literalmente con ropa de trabajo en el mejor de los casos. Pero esto no significa vender en términos comunes y por tanto no significa ganancia.

Lo que desconoce el señor Duque no es que las bandas estén recibiendo algún dinero por primera vez en mucho tiempo, lo que desconoce es que para hablar de ganancias se debe sopesar con la inversión previa. Las bandas de rock no venden ni hoy ni antes por que su distribución en general no existe en este país, los grandes medios no están interesados en el género del rock y por tanto no se masifica, los pocos medios que lo hacen lo hacen casi de forma marginal y al lado de mucha otras músicas que le interesan personalmente al programador y no al escucha, los escuchas van a la fija por sus propias búsquedas y se perdió la figura en la radio o la T.V. de alguien quien les pueda direccionar en descubrir las bandas nuevas y los materiales recientes.

Por otra parte, hace mucho una gran cantidad de lo que se puede llamar compradores son los programadores de festivales o conciertos que están siendo creados con dinero estatal, por tal motivo los eventos grandes son una vitrina para crear carrera, pero difícilmente esto se ha transformado en la generación de compradores al detal, es decir, escuchas interesados en el género rock que estén dispuestos a comprar la música de las bandas. Para hablar de ventas entonces se debe pensar en que no solo basta con vender un pin como lo señaló el señor dirigente de la república, se debe pensar en cuánto costó previamente al artista crear su obra, subirla a redes, distribuirla en lo poco o en lo mucho, conseguir la producción para realizar el streaming, y en caso de ser en vivo, negociar con el dueño de la tarima, editar vídeo, pagar el internet, garantizar un equipo de trabajo que incluye desde roadies hasta ingenieros, entre otras muchas cosas.

Entonces si bien Duque puede aparentemente no estar equivocado en que “Ya estamos viendo que bandas de rock colombiano están haciendo sus conciertos en línea habilitando un pin, los ciudadanos compran, y están llegando inclusive a vender más de lo que vendían antes” la realidad es que no están vendiendo nada. Queda claro también que llegar a este punto ha sido responsabilidad de los músicos que amañados a formas antiguas, no hacen un uso concreto y adecuado de sus redes, de los mecanismos y espacios para darse a conocer, son reticentes a los mismos espacios, mantienen discusiones alejadas y preponderan todos sus esfuerzos como si fuera su único menester, a la creación artística, es decir sus canciones.

No se puede esperar que el formato de youtuber con fondo negro y cantando frente aun micrófono se transforme en un verdadero interés por el artista, aquí solo esta jugando el morbo de escuchar la misma canción en otra voz. Meterle toda la producción del mundo a un streaming de “tributo” pierde el sentido cuando se sabe que existe poco público nuevo en el género, los aficionados a este nicho musical prefieren mil veces y buscar el concierto de la banda original, y personalmente no tengo nada en contra de los covers o los tributos, bandas que me encantan como Deep Purple iniciaron así sus propias carreras, pero siempre se preocuparon por darle un agregado artístico y no copiar simplemente.

Tampoco puede esperarse que copiando infinitamente o buscando la fórmula mágica (la cual no existe) se forme un mercado. ¿Cuántos videos, en formato pantalla dividida sentados en un sofá se puede ver?, ¿Cuántos streaming puede hacer un músico o una banda con las mismas canciones y presentado de la misma forma?. Es evidente que se debe apelar a la creatividad, a utilizar las herramientas de manera innovadora y transmitiendo un mensaje propio, el formato está bien, como lo usa cada uno dándole personalidad e identidad es lo cuestionable.

Y si bien la columna no está dedicada a encontrar esa fórmula o decirle a cada quien como hacer lo propio, si se debe reflexionar de quién es la responsabilidad realmente, ¿en verdad se puede esperar algo más de este presidente sobre el tema? Es risible suponer que el va a saber algo al respecto, no se puede pedirle peras al olmo, ¿ la respuesta de nuevo es extender la mano al Estado para darle soluciones a un género?.

Cada gobierno ha tenido una deuda enorme con el arte y con los artistas basado en la responsabilidad que existe con las garantías y los derechos que se deberían suplir a cada ciudadano, el derecho al trabajo y la necesaria asistencia social a quienes perdieron su forma de subsistencia en medio de la pandemia y sin embargo la autocrítica es algo que nos falta enormemente en el rock nacional, en las bandas, en los gestores y los formadores de capital cultural. Se debe arriesgar más y eso no es solo dinero, pareciera que los músicos quieren que el gobierno le ponga una pistola en la frente a la gente y los obligue a escuchar sus tristes músicas…

Por El Audiomante 

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